Helena y la despedida de soltero

Helena y la despedida de solteroHelena y la despedida de solteroHelena preguntó esa mañana si íbamos a ir a la despedida de soltera de Fernanda en mi auto o el suyo. Le respondí que en el mío, por supuesto, ya que soy una conductora responsable y estaba segura de que ella podría tomarse hasta el agua de los floreros en una fiesta así y quedar imposibilitada de regresar manejando.Fernanda era una de las pendejas de Legales, una nena no particularmente bonita pero sí muy sexy, bastante provocativa, que se viste siempre muy bien pero de manera llamativa, minifaldas, remeras ajustadas que le dejan lucir sus lindas tetas naturales. No es bisexual, pero siempre ha disfrutado los avances que le hacemos Helena y yo. El último acercamiento en el baño, donde la encontramos retocándose el maquillaje. Yo la tomé por la espalda, inmovilizándole los brazos y las suaves manos de Helena le quitaron la pequeña tanga que llevaba debajo de la brevísima falda; luego la obligó a abrir las piernas y le comió la concha a lengüetazos hasta que la nena aulló de manera delirante. Después la besuqueamos un poco y la dejamos para que otra vez se maquillara tranquila. Jamás se ha quejado de nuestros juegos? además, la mayoría de los hombres del edificio se la ha cogido al menos una vez?La cuestión es que Fernanda se casaba finalmente con un novio que apenas conocíamos y nos había invitado a todas las compañeras a su fiesta de despedida de soltera.El sábado a la noche pasé a buscar a Helena por su casa. Me había vestido más o menos discreta, con un vestido corto no demasiado sexy, sandalias de taco bajo y por supuesto un buen maquillaje para que las pendejas no me criticaran la edad. Me sentía sexy de todas maneras, llevaba una semana larga sin coger con Víctor, lo cual me tenía un poco caliente también?.En la puerta me recibió Jorge, con un poco de aliento a alcohol y los ojitos algo chispeados. Me besó los labios y retrocedió para mirarme de arriba abajo, lanzó un silbido de aprobación y me dejó pasar y pellizcándome la cola por debajo de la falda. ?Tu amiga todavía está arriba? me dijo sonriendo.Subí a la habitación matrimonial y ya en la puerta me quedé con la boca abierta. Helena estaba de espaldas, solamente vestida con medias de nylon y subida a unos interminables taco aguja. Estaba eligiendo entre varios vestidos que había sobre la cama. No me oyó llegar, así que me acerqué muy despacio, la abracé desde atrás y le acaricié esas hermosas y turgentes tetas mientras le besaba el cuello. Ella gimió y tomó una de mis manos, guiándola hasta su monte recién depilado. Le abrí los labios mayores y encontré su clítoris, acariciándolo hasta que la hice acabar en un orgasmo silencioso, en medio de unos temblores que me volvieron loca a mí también. Luego nos besamos delicadamente y me pidió que eligiera uno de los vestidos para ella.Sonreí y le dije que esa noche esperaba que alguno de los strippers de la fiesta la violara delante de todas las nenas presentes, así que me decidí por uno rojo satinado, cortísimo, que dejaba la espalda desnuda y un escote frontal hasta casi el ombligo. ?Voy a parecer el mismísimo Diablo? dijo. ?Sí, pero un Diablo sexy??.Encontramos a Jorge mirando la televisión con un vaso de whisky en la mano. Se quedó con la boca abierta también y comentó: ?Por qué no se quedan y hacemos una fiestita entre los tres, en vez de ir a cogerse a unos strippers desconocidos??. Helena lo hizo callar, le advirtió que no se le fuera la mano con el alcohol y que no la esperara despierto, porque era una salida de chicas solas. Lo besó amorosamente y lo hizo sentar en su sillón favorito.Viajamos en silencio hasta llegar a la dirección que nos había indicado Fernanda. Era un barrio bien tranquilo y aparentemente seguro, una linda casita tipo chalet inglés, de donde se podía oír música en el salón principal. Al golpear a la puerta oímos unas voces masculinas que decían a los gritos ?Llegaron las trolas!!?. Ya estábamos retrocediendo cuando se abrió la puerta y por lo menos tres pares de manos nos tomaron por las muñecas y nos arrastraron hacia adentro.En medio del humo a cigarros, la poca luz y un intenso ruido, alcanzamos a entender que estábamos en medio de una decena de varoncitos, todos jóvenes, todos excitadísimos y por sobre todo, ultra calientes? Yo alcancé a balbucear que nos habíamos equivocado de dirección, pero uno de los pibes me hizo callar comiéndome la boca mientras me abrazaba y me acariciaba la cola por debajo del vestido. Alcancé a ver que Helena sonreía; estaba en su salsa, con varios pendejos calientes alrededor ya dispuestos a disfrutar de su cuerpazo antes de que pudiera desnudarse.En el medio del salón estaba el homenajeado, es decir, el futuro marido de Fernanda. Lo habían atado completamente desnudo a una pesada silla, tenía los ojos vendados y una verga erecta bastante interesante. Gritaba como los demás, con la desventaja de que no podía vernos. Helena apartó a todas las manos que la estaban franeleando y se acercó al novio. Dijo que él iba a perderse el strip-tease, porque nadie le quitaría la venda de los ojos, pero también iba a ser el primero en disfrutarla a ella cuando terminara su show. Por supuesto, este último comentario desató una oleada de aullidos excitados.Mi amiga comenzó a moverse sensualmente por el salón y luego hizo un amague de desnudarse, lo cual volvió a provocar el aullido de las fieras. En realidad su función no duró demasiado, ya que apenas dejó deslizar su breve vestido rojo hasta sus pies quedó apenas cubierta por las medias de color natural y los zapatos de tacón alto. Así desnuda se arrodilló sobre la alfombra y ejecutó unos movimientos sicalípticos que provocaron otra nueva oleada de rugidos salvajes.Por mi parte, estaba muy excitada mirando el espectáculo de mi amiga. No podía moverme. Uno de los chicos me había llevado a un rincón, aprovechando que sus amigos estaban entretenidos con Helena. Estaba detrás de mí, me tenía inmovilizada fuertemente con un brazo por la cintura y había metido los dedos de su otra mano en la humedad de mi concha, por debajo de la tanga, haciendo que me olvidara del mundo alrededor. El pendejo sabía realmente tocar a una mujer. Antes de que Helenita quedara desnuda, ya me había arrancado dos orgasmos con sus prodigiosos dedos.Mi amiga se levantó del suelo y los hizo callar. Pidió que apagaran también la música y atenuaran un poco la luz, entonces en medio del silencio se acercó a Facundo, el novio de Fernanda. Se inclinó sobre él, mostrándole su perfecto culo al resto de los amigos y tomó esa enorme verga con ambas manos. El chico abrió la boca en una exclamación de sorpresa y enseguida la pija recuperó esa rigidez que tenía al principio. Helena se agachó todavía más y se metió toda esa cosa en su dulce boca, provocando otra oleada de alaridos. La saboreó con gusto y se la chupó hasta casi hacerlo acabar. Entonces se incorporó y pasó una pierna a cada lado de esa hermosa herramienta y fue descendiendo hasta empalarse completamente en ella. El chico dejó escapar un suave gemido, mientras todos los demás contenían la respiración. Ella comenzó a moverse sensualmente, subiendo y bajando por esa cosa dura, mientras Facundo comenzaba a gemir cada vez más. Por unos instantes, solamente se oyeron la respiración y los jadeos de ambos, completamente dedicados a su propio placer. Helena tembló repentinamente, dejando ver que había alcanzado el primer orgasmo de todos los que iba a experimentar en esa noche. Continuó moviéndose sobre el chico, hasta que él de golpe se estiró lo que le permitían sus ataduras y gritó como poseído, mientras acababa dentro de la dulce conchita de mi amiga. Ella lo besó en los labios con dulzura, se salió muy despacio y le lamió la pija ya no tan dura hasta dejarla sin rastros de fluidos.Los amigotes repentinamente reaccionaron. Seis de ellos tomaron a Helena por los brazos y así llevándola en volandas se encerraron en una de las habitaciones. Yo quedé a merced de los tres restantes, que me miraron con los ojos enrojecidos, disfrutando de antemano las mil maneras en que pensaban cogerme. Se fueron acercando muy despacio y yo traté de escapar por un costado. Una cosa era que me provocaran orgasmos frotándome hábilmente mi delicada conchita y otra cosa muy distinta era que tres pendejos salvajes, excedidos en testosterona, perforaran todos mis orificios sin piedad? y todo por culpa de una dirección equivocada.Pero todo fue inútil. Dos de ellos me tomaron por los brazos a cada lado y me llevaron hacia la pesada mesa de algarrobo del salón, poniéndome boca abajo sobre la tabla. El tercero levantó mi falda hasta la cintura y desgarró mi tanga de un manotazo, dando un silbido al ver mi cola redonda y mi monte bien depilado. Por suerte tenía la concha lubricada y dilatada por los dedos del otro chico que ahora estaría cogiéndose a Helena. Nada de preliminares ni suavidad. Enseguida sentí unas rudas manos que aferraban mis caderas y una poronga dura que se abría paso en mi canal vaginal hasta el fondo, sin detenerse, para luego comenzar a bombear con un ritmo que me pareció infernal. ?Qué buena concha tiene esta veterana, muy caliente? Comentó el muy desconsiderado a sus amigos, que rieron a carcajadas. Realmente el pibe se movía bastante bien y me estaba calentando bastante mal, pero no quería darle el gusto de mostrarles que estaba disfrutando de esta especie de violación. El primero terminó muy rápido. De repente sentí que su semen me invadía y apenas terminó de descargarse se salió de mi cuerpo. Enseguida ocupó su lugar el segundo, con una pija apenas más gruesa, pero mucho más dura. La fue metiendo muy despacio y cuando llegó a fondo se inclinó a lamerme la oreja y preguntarme suavemente al oído: ?Te duele mucho, nena?? Le respondí sonriendo: ?Ah, ya me la metiste??. Eso le m*****ó un poco, ya que comenzó a bombearme con mucha fuerza, como queriendo lastimarme. En realidad, sentir esa pija en el fondo me calentaba cada vez más, hasta que en un momento tuve un orgasmo silencioso, mientras el pibe también acababa por fin.El tercero quería probar algo distinto, ya que apenas ocupó su lugar entre mis piernas, quiso meterme su verga por la cola. Le pedí que no lo hiciera, porque ni siquiera mi marido tenía ese privilegio. Pero naturalmente mi queja fue inútil. Sonrió diciendo a sus amigos que me sostenían: ?Upsss, la trola es casada y con el culito virgen, todo para mí?? Mientras los otros reían, sentí que la punta de la pija de este pendejo se abría camino suavemente dentro de mi estrecho ano. Muy despacio la fue metiendo, haciendo que me doliera un poco porque entraba sin lubricar, pero la excitación le jugó una mala pasada, ya que en un par de segundos pude sentir que derramaba toda su leche en mi interior. No pude hacer otra cosa que reírme y le dije que si él no fanfarroneaba de haberme roto el culo, yo no iba a decirles a sus amigos que era un eyaculador precoz. Me insultó muy ofendido y se encerró en el baño, mientras los otros dos se relajaron y salieron a tomar un poco de aire al jardín.Me quedé en el salón a solas con el pobre Facundo, todavía maniatado a la silla y sin poder ver nada de nada. Me acerqué muy despacio y le separé las rodillas con mis piernas. El contacto con mis sedosas medias lo hizo reaccionar, ya que de inmediato su verga recobró la rigidez. Me incliné sobre ella, la envolví con una servilleta de tela y comencé a masturbarlo hasta que lo hice acabar. Mientras se recuperaba le planté un besito cariñoso en los labios y le desee suerte con Fernanda.Quería saber el destino de Helena, que continuaba jadeando a los gritos detrás de la puerta cerrada, por lo tanto me imaginé que estaba disfrutando al máximo del sexo grupal entre los seis pendejos. Por otra parte, no quería que me despedazaran también estos últimos, así que salí al jardín del fondo y me asomé a una ventana entreabierta para disfrutar un poco del espectáculo.Mi amiga estaba en cuatro patas sobre la cama, uno de los chicos la tenía aferrada por las caderas y la penetraba desde atrás mientras otro le ofrecía la verga para que se la chupara. Así estuvieron todavía un par de horas más, cambiando de posición entre todos, cogiendo a Helena, sodomizándola, penetrándola entre dos, le hicieron de todo.Cuando terminaron se fueron quedando dormidos de a uno, así que aproveché el momento y entré por la misma ventana a res**tar a mi amiga, que casi estaba desmayada. Tenía el vestido rojo entero pero salpicado con mil manchas de semen, al igual que todo su cuerpo. La llevé al baño para que se arreglara un poco y luego nos escapamos por un pasillo lateral hacia la calle, antes que despertaran los fiesteros y quisieran seguirla todavía otro rato más.Ya casi amanecía al llegar a mi casa, cuando recibimos sendos mensajes de texto en nuestros celulares. Era Fernanda: ?Putas, las cogieron bien mi esposo y sus amigos??. Helena se rió mucho mientras le contestaba: ?Bastante bien los pendejos, nena, pero tu esposo un poco flojito??