Un albañil visto desde la terraza

Un albañil visto desde la terrazaEn esa época todavía vivíamos en Villa Urquiza. Ese verano el calor había sido casi insoportable. Una tarde estaba en la azotea colgando ropa recién lavada, cuando presentí que alguien me estaba mirando. Giré la cabeza y hacia atrás pude ver a unos albañiles que estaban trabajando en una obra en construcción, al lado de nuestra casa. Eran tres hombres que estaban almorzando, mientras no me quitaban la mirada de encima.Entonces recordé que había subido a la terraza vestida solo con una camiseta de algodón muy corta, que apenas tapaba mi tanga.Uno de los tres hombres me llamó la atención: era un tipo muy corpulento, con un enorme torso cubierto por una camiseta musculosa, que se veía amarillenta por el sudor.El hombre notó que lo estaba mirando a él y sonrió mientras me guiñaba un ojo. Al mismo tiempo se agarró la entrepierna con una de sus sucias manos. Regresé corriendo por la escalera, mientras escuchaba las risotadas de esos hombres...Durante el resto de la tarde estuve pensando en lo que había sucedido. Estaba sola por unos días; ya que Víctor había tenido que viajar al interior por negocios.Por la noche al acostarme, seguía pensando en ese hombre y lo que tendría dentro de sus pantalones. Noté que se me humedecía la concha y entonces hundí un par de dedos para calmar ese fuego que me quemaba por dentro...Un par de días después volví a colgar ropa. Los albañiles otra vez estaban allí al lado. Esta vez me recibieron con silbidos y algunas groserías que, naturalmente, ignoré haciéndome la desentendida. Mientras esos tipos ordinarios gritaban y reían, comencé a notar cierta humedad entre mis piernas y mis pezones se pusieron duros a través de mi camiseta. Comencé a transpirar por la excitación y apenas terminé con la ropa, volví a bajar casi corriendo.Esta vez entré directamente al baño y me quité la pollera de jean. También desprendí la tanga empapada y me masturbé mientras pensaba en esos tipos tan desagradables, pero tan viriles...Tuve que darme una ducha fría para terminar de quitarme la calentura que invadía mi cuerpo. La tremenda paja que me había hecho no alcanzaba para relajarme.Un rato después sonó el timbre de la puerta de calle. Al atender, me encontré de frente con ese albañil gigantesco; el mismo que se había tocado el bulto un par de días atrás mientras me miraba?El tipo me recorrió de arriba abajo con su torva mirada y me pidió un vaso de agua para refrescarse. Le dije que esperara allí. Me dirigí a la cocina y recién entonces me di cuenta que solo llevaba una camiseta larga que apenas me cubría la cola y una diminuta tanga de algodón.Para peor, mis pezones volvieron a endurecerse como piedra, intentando escapar de aquel pedazo de tela liviana que intentaba retenerlos...Llené un vaso de agua fría y, al girar, me encontré a ese hombre detrás de mí. Le ofrecí el vaso, pero él agarró una de mis tetas con su enorme mano. Intenté resistirme, pero noté que el agua se volcaba manchando toda la camiseta, dejando traslucir mis pezones erectos...El tipo me sacó una teta por el costado de la camiseta y comenzó a chuparla y succionar el pezón, mientras me seguía estirando la otra con su sucia mano.Cuando se cansó de lamer y chupar mis tetas, me dejó por unos segundos y se desprendió los pantalones. No pude reprimir un grito de sorpresa al contemplar aquel monstruo descomunal. Era una verga tremenda, gruesa y con una cabeza gigantesca... Le pedí que me respetara, diciéndole que era una mujer casada; pero entonces el muy bruto se rió a carcajadas, y me dijo que una perra en celo como yo, merecía ser tratada como me lo merecía?Apenas lo dijo, me arrancó la tanga de un rápido manotazo. Me levantó en volandas y me sentó sobre la mesada de la cocina; haciéndome abrir las piernas con sus manos, de forma brusca.Se agachó y empezó a lamer mis labios vaginales, gruñendo mientras me sostenía por las caderas para que no pudiera escaparme. Pronto su lengua encontró mi clítoris inflamado.Perdí toda noción de realidad y en apenas unos segundos tuve un orgasmo intenso y brutal, que encharcó toda la cara de ese tipo?Entonces me tomó por los pelos y me arrastró al dormitorio, mientras yo gritaba en una mezcla de placer y dolor. Me lanzó sobre la cama y me dio unos cuantos azotes en mi culo desnudo.Pensé que iba a cogerme; pero me hizo girar en el aire boca arriba. Se tumbó encima de mi cara y metió parte de esa verga enorme dentro de mi boca, haciéndome ahogar con semejante mordaza...Después me tomó por la cabeza con ambas manos e intentó hundir todavía un poco más su pija endurecida hasta el fondo de mi garganta. Comencé a ahogarme, hasta que él se convenció que estaba intentando algo imposible. Entonces me sacó la verga de la boca y me propinó varias cachetadas, mientras me llamaba ?puta?.Yo estaba dolorida, mareada y extasiada de placer, cuando justo en ese momento ese bruto me abrió los muslos y metió su verga hasta el fondo de mi concha; en un solo tremendo embate?Comenzó a bombearme la concha de una manera brutal, sin piedad. Jamás me habían penetrado así de forma tan violenta.Empecé a llorar, suplicándole que me cogiera de manera más suave. Pero ese hijo de puta parecía empeñado en hacerme sufrir y provocarme dolor?El tipo no decía nada; solamente gruñía de forma gutural, mientras seguía estrujando mis tetas a través de la camiseta. El dolor en mi concha era insoportable; yo sentía como si esa pija me estuviera partiendo en dos; mientras entraba y salía de mi cuerpo...De repente salió de mi concha y yo suspiré agradecida, pensando que él se iba a conformar solo con eso. Pero aún faltaba algo más.Me dio la vuelta en el aire y me puso a cuatro patas en la cama. Luego me aferró por la cintura y volvió a hundir esa enorme verga hasta lo más profundo de mi vientre. Grité como poseída; pero el bruto siguió bombeándome sin hacer caso a mis súplicas por piedadDe repente sentí que su cuerpo se tensaba y se quedaba quieto por unos instantes. Entonces sentí la primera oleada de semen hirviente dentro de mi castigada concha. Luego fueron otras contracciones de su verga y ese fuego interno siguió quemándome un poco más.Se bajó de la cama y me aferró por los cabellos; haciéndome tragar otra vez su enorme verga, obligándome a que lamiera hasta que se la dejara limpia con mi lengua.Mientras ese sucio albañil se vestía, me advirtió que regresaría a disfrutar del resto de mi cuerpo; ya que había quedado agotado como para intentar sodomizarme en ese momento.Me imaginé que su verga en mi culo iba a destrozarme con toda seguridad; pero sabía que iba a ser imposible para mí resistirme.El tipo por fin se fue, dejándome tirada sobre la cama, con las piernas abiertas, dejando salir semen de mi vagina dolorida y bien satisfecha. Mientras hundía mis dedos para hacerme una buena paja, me imaginé que, la próxima vez, ese bruto podría venir acompañado por sus compañeros de trabajo?