Mı prımera vez con una mujer

MI PRIMERA VEZ CON UNA MUJER
Tenía 20 años cuando tuve mi primer contacto con una mujer de 48 años. Amiga de mi madre, Rita que hacia tan solo tres meses que se había separado de su marido venia a trabajar en casa de mi madre en una habitación haciendo rehabilitaciones y masajes ya que era fisiote****uta. Un día que me dolía un poco el muslo se ofreció a hacerme un masaje me llevó a su habitación y me desnudó, me hizo estirarme en la camilla cara abajo, me puso una toalla pequeña tapándome las nalgas y empezó su trabajo. En cinco minutos toda la presión de mi cuerpo contra la camilla y sus manos acariciándome todo el cuerpo me puse empalmado. Entonces me hizo ponerme boca arriba y al moverme se cayó la toalla al suelo y me quedé delante de sus ojos brillantes y con muchas ganas de lanzarse a tan solo un chiquillo de 20 años. Ni se lo pensó dos veces que dejó que su bata cayera al suelo mostrando sus enormes pechos. Era una mujer alta, delgada y con grandes pechos. Ella comenzó a frotar mi sexo erecto y luego noté el calor de su boca y como me humedecía todo mi pene erecto. Puso mis manos en sus pechos y me las usó para masajear sus partes delanteras. Me gustó la forma en que sus pezones se endurecieron al frotar mis manos sobre sus pechos. Luego me llevó la cara y me hizo chuparle. Me encantó la forma en que se sentía el pezón en mi boca. Era suave y liso y duro. Mientras chupaba un pecho, tomó mi mano y la movió a su vul-va y me hizo frotarla. Luego tomó dos de mis dedos y los empujó hacia dentro y comenzó a moverlos dentro y fuera más y más rápido a medida que sentía los dedos se mojan.
Empujó mi cabeza hacia atrás mientras mantenía mis dedos dentro de su vagina y besó mi boca empujando su lengua y luego chupó mi lengua y esto me puso aun más caliente y una sensación graciosa. Siguió besándose y chupando la lengua mientras soltaba mi mano en su vagina y aún estando los dos derechos me cogió mi pene y lo introdujo de golpe hasta el fondo de su vagina y ahora sabía que quería que la siguiera haciéndole el amor en la cama de mi habitación. Nos estábamos besando y tocando y con sus manos apretadas en mis muslos empujaba fuertemente hacia dentro, susurrándome que no parase de follarla, y diciéndome, "me encanta como me follas, no pares porfa, sigue?. Fóllame hasta corrernos juntos". No le tomó mucho tiempo hacerme correr una y otra vez. Luego me empujó sobre mi espalda en la cama y besó mi cuerpo lamiendo y besando mi pene, ya con dificultad de mantenerlo erecto pero luego ella extendió mi cuerpo y me llevó a su vulva y empecé a lamer y chuparle el clítoris hasta que no pudo evitar correrse otra vez.. A veces dejaba de follarla para que volviera a chuparle el clítoris y luego volver a más de su boca en mi pene. Esto se prolongó durante mucho tiempo y realmente me gustó la sensación.
Finalmente, se acercó a mi boca y comenzó a besarme y pude probar mi semen en su lengua. Puso mi mano en su vagina y me la follé con el dedo mientras tocaba mi pene otra vez y seguía besándome con la lengua. Luego ella se giró de espaldas, me dio una crema que usaba ella para hacer masajes y me hizo llenarla de ese liquido viscoso en todas sus nalgas, cogiendo mi mano y hacérmele penetrar el dedo índice hasta el fondo. Esa acción me volvió a ponerme muy caliente y tan solo ver ella que volvía a tenerla dura y erecta me la hizo introducirla por detrás. Mientras notaba que se estaba masturbando al mismo tiempo que yo la follaba por detrás y en dos o tres minutos empezó a gemir de gusto, corriéndose dos veces seguidas mientras que yo ya hacia algunos segundos que me había corrido dentro de ella.
Durante los siguientes cuatro meses iba a la habitación donde hacia la consulta al menos dos veces por semana, solo cuando mi madre nos dejaba solos en casa. Ella me enseñó a complacerla con juguetes y usaría los juguetes conmigo. Me encantó cuando jugábamos con ellos, pues para mi todo eso era nuevo. Me enseño a jugar con su vulva, a hacerle el amor y como follarla. Me encantaba como me hacia las fe-la-cio.nes dejándome correrme dentro de su boca y luego me besaba con firmeza.
Comenzamos a tomar fotografías y videos de desnudos el uno del otro. Publicamos algunos en un sitio de se-xo para adultos y la gente nos llamaba y quería copias. Luego comenzamos a publicar más videos.
Un día que confesó que nunca se le había pasado por la cabeza practicar así el sexo. Llevaba más de 20 años casada con el mismo hombre y nunca lo habían practicado así ni nunca anteriormente estuvo con algún otro hombre que no fuera su marido. Conmigo era algo especial, morboso y la dominación que tenía sobre mí por la diferencia de edad aún le ponía más fácil experimentar sus fantasías.
NUNCA DUDÓ QUE POR LA EDAD PODIA SER SU HIJO.