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Viaje al sur

 
Post #1


Viaje al surLa conocí como tantas veces conoce uno a alguien. De una forma fortuita, algo que nadie en su sano juicio hubiese categorizado como algo trascendental. Sin embargo, lo fue.Al ver sus hermosos ojos verdes, sus pecas y esa sonrisa pícara pero traviesa...quedé desarmado y en un letargo especial para esa gente que cree en "primeras veces". Yo no soy uno de ellos, pero pude finalmente entender el sentimiento de esas personas.Ella, una estudiante en los últimos años de carrera. Yo, pues ya algo más sazonado en las batallas de la vida adulta, iba en dirección a su ciudad natal por razones de negocios y, por azares del destino, nos tocó viajar juntos en uno de esos elegantes buses Pullman.Al inicio, yo no podía creer siquiera tanta suerte: ¡Pero que mujer más hermosa! Seguro era un deleite ver su piel blanca como leche hacer contraste con esos ojos esmeralda y su corte de cabello muy a la moda, una brunette de película. Yo, tímido de naturaleza, junté todo el aplomo que pude y traté de iniciar conversación.Ella, llamemosla "Astrid" ya que significa belleza divina, fue muy amable en su respuesta a pesar de mi torpeza inicial. Al ir hablando más y más, me fui dando cuenta de ciertos indicios acerca de ella. Ella era un alma libre, una fiera enjaulada por la sociedad y las "buenas costumbres". Su cara de nena inocente no lograba quitarme la idea que detrás de esa apariencia se escondía una diosa sexual, fogosa y apasionada.Yo, aún perplejo por su belleza, trataba lo mejor que podía en seguir su inteligente conversación. Ella es tímida también, así que poco a poco fuimos agarrando fuerza cada uno.Finalmente llegamos a nuestro destino, una de las ciudades más antiguas e importantes de Costa Rica. "Te veo en el anfiteatro a las 7" -le dije en un arranque de valentía. Ella simplemente se sonrío y asintió con la cabeza.Bueno, me dije, tengo que sacar estas reuniones de negocio cuanto antes. De esa manera quedo libre para salir con Astrid.Dieron las 7, las reuniones fueron una mezcla de éxito y desesperación pero ya finalmente se acercaba lo que realmente me intrigaba: El seguir hablando con Astrid. Ya pasado ese shock inicial de belleza, empecé a calentarme con la idea de tan solo poderle robar un beso. ¿A que sabrían esos labios finos y rosados? ¿Me dejaría morder sus labios? ¿Me los mordería ella a mi?Llegué puntual, como es mi costumbre... Y no había señales de ella. Me sentí defraudado. ¿Y si no viene? -me dice mi mente- ¡Es demasiado hermosa como para ser real! Es más...¡Ya estas acá! -me dice Astrid, interrumpiendo esa oleada de pensamientos derrotistas, mientras me abraza por la espalda- Estaba del otro lado y me pareció verte. ¿Que tal te parece mi ciudad hasta ahora?Algo pasó en mi mente en ese momento, quizás unas fuerzas renovadas por el abrazo o el susto incluso de no verla nuevamente. No lo sé aún al día de hoy. Simplemente decidí soltar las amarras y ser quien soy, sin penas ni gloria. Ser totalmente transparente.¡Me ha encantado! -contesté- Aunque debo decirte que mujeres inteligentes y bellas como tú, no he encontrado más.¡Calla! -me dice entre nerviosa y risueña.Pues, era la verdad. Lamentablemente los hombres hemos arruinado con engaños todo lo que es este sensual baile de seducción, en dónde una observación tan sencilla y honesta sonaba a cliché pasado de maduro. Al menos mi franqueza se veia sin ningún problema.Fuimos a un bar que ella disfrutaba, uno donde se podía charlar amenamente. Poco a poco, ya después de varios tragos, la conversación se fue elevando en tono y temperatura. ¡Dios, es hermosa Astrid! Poco a poco el resto del bar fue diluyéndose en una masa amorfa y me acerqué poco a poco hasta que tiernamente le robé un beso. Un piquito, de esos suaves, en donde acaricié suavemente a su labio superior.Ella se estremeció... y yo no podía alejarme de ella.Ella titubea un momento, aprovecho la situación para robarle otro piquito pero ahora a su labio inferior. Nuevamente se estremece, yo suelto un suspiro. Nos abrazamos sin dejar de entrelazar nuestros labios. ¡Pero que labios más suaves los de Astrid! Estaba intoxicado por su perfume, su inteligencia y su belleza.En esa estuvimos un tiempo, donde poco a poco los piquitos fueron transformándose en besos, besos en donde yo mordisqueaba suavemente sus labios. Besos en donde con la punta de mi lengua acariciaba la comisura de sus labios. Poco a poco comencé a besar sus pecas, sus ojos, su frente. Ella me tenía simplemente atrapado. Solamente existían esas esmeraldas que refulgían con pasión.Mira, me dice ella, creo que nos caería bien caminar. Veo disimuladamente el reloj en mi celular y me doy cuenta que nos pasamos poco más de dos horas besándonos. ¡No lo sentí! ¡Que besos tan increíbles los de Astrid!No pude articular palabra, simplemente asentí y esperé a que ella empezara a caminar. Tenia una enorme erección y me apenaba que ella viera lo que sus besos provocaban en mi. Afortunadamente no mojé mi pantalón, eso hubiera sido muy penoso, pero definitivamente podía sentir como mi pene estaba mojándose poco a poco. Ajusté la dirección de la erección para poder caminar cómodamente y al alcanzarle, le abracé por la espalda y le besé su cuello.Volvimos a llegar al anfiteatro. Todas las parejas y la gente de antes parecía haberse esfumado. Aproveché esto para robarle desde atrás un beso apasionado y comenzar a besar su cuello, colocando mis manos en sus costillas, seguí besando su nuca. Ella terminó de prenderse en llamas y tomó mis manos, colocandolas en sus pechos. Gloriosos, firmes, parados...los acaricié y pude apreciar que eran probablemente una talla C llena o una D incluso. Sentí como poco a poco sus pezones se iban parando a través de la ropa, cual pequeños botones de rosa. Ella soltó un gemido, y aproveché para acercarme aún más a ella y que sintiera mi erección en sus nalgas, firmes y paraditas.Algo pasó en ella, la franqueza de nuestra conversación, el cómo podíamos hablar de fantasías así como de trabajos universitarios o recetas de cocina con la misma fluidez... que simplemente dejó a un lado cualquier convención y dio rienda suelta a su pasión. Por nuestra conversación, ambos nos dimos cuenta que eramos vouyeristas pero ella si es exibicionista, no está en mi naturaleza el serlo. Y sin importarle mayor cosa ese último detalle, metió su mano dentro de mi pantalón y acaricio a mi verga por encima de mi bóxer.¡Alguien está grande y contento de verme! -me susurra felizmente al oído- ¿Querrá saludarme?Y sin darme tiempo de poder siquiera entender que pasaba, me bajó parcialmente el pantalón y sacó mi miembro a través del bóxer, que a estas alturas andaba bastante mojado. Y empezó a jugar con el, en pleno anfiteatro, a plena luz de la luna. Yo temblaba de miedo, de pasión, de placer.Sin más miramientos, decidió comerme un poco. Yo creo que era la lujuria de sentirnos expuestos, pero definitivamente fue una de las experiencias más calientes de mi vida. Luego de lo que a mi mente se sintió como un momento y una eternidad al mismo tiempo, ella me guardó en el bóxer, sube mi pantalón y me da un beso sexy y me dice: ¿Quieres hacer algo loco hoy?Asentí. Ya no tenía nada que temer: había encontrado a mi musa, mi amante, mi diosa sexual. Y simplemente me dejé llevar.Ella me llevó casi a rastras detrás de unos arbustos, cerca del fortín, y ahí nos besamos con una lujuria nunca antes experimentada por alguno de los dos. Ella me acariciaba entero, y yo a ella. En un arranque de pasión, decidí dominarla y hacerla venir con mi mano. Ella "luchaba", trataba de salirse con la suya, pero en ese momento yo era quien mandaba. Y sin más, le abrí la cremallera de su pantalón, desabroché un botón y sentí como su monte, con un pelo acicalado, me daba la bienvenida. Ambos respingamos.Sin más, decidí bajar a su entrepierna, a la par de su sexo. Ella se estremeció y mordió mi hombro. Creía que le iba a acariciar de una vez, pero no. La calenté aún más. La besaba, le besaba sus pechos a través de su escote, le besaba la frente, los labios, sus cejas...la besaba entera. Mi mano acariciaba sus muslos, internamente, acariciaba su monte, incluso sus nalgas. Y en un momento de distracción coloqué TODA mi mano en su coñito y dejé que me mojara toda mi mano. Y ya ahí empecé a acariciar sus labios, su clit...de la forma que ella quería.No duró mucho tiempo, su orgasmo vino rápido y fuerte. Tan fuerte, que tuve que besarla por lo escandaloso que estaba siendo su orgasmo. Ella me mordió fuerte mientras su cuerpo se estremecía en ondas de placer. Afortunadamente pude recostarla contra un árbol mientras esto sucedía, para que no termináramos en el suelo.Nuevamente le empecé a besar sin quitarle la mano a su clit y su vagina. Deslicé suavemente un dedo y empecé a masajear su punto G. Astrid solo pudo abrir sus ojos como platos y agarrar mi cabeza con sus manos. Ya se estaba corriendo nuevamente. Yo mantuve el paso y al cabo de un par de minutos se volvió a venir, cremosa...deliciosa y fragante...dejando mi mano casi escurriendo de sus jugos.Astrid apenas lograba mantenerse en pie entonces simplemente me chupé los dedos, viéndola a los ojos, mientras le decía que moría por comérmela a ella entera.De alguna manera que no recuerdo, llegamos a mi hotel. Y en lugar de tirarnos como un par de bestias salvajes a devorarnos mutuamente, nos fuimos a bañar juntos. En lugar de calmarnos, eso terminó de encender nuestras ganas aún más. Ella estaba fascinada con el piercing que tengo: moría de curiosidad por saber como se podría sentir dentro de ella. Yo dejé llenando la jetina con agua caliente y en menos de lo que canta un gallo, ya estábamos dándole uso.Ella me guió suavemente dentro de ella, y a pesar del agua pude sentir lo húmeda que se encontraba. Y empezamos a hacer el amor. ¡¿El amor?!podrían cuestionarme, a lo que les contesto que con ella se estaba sintiendo como una historia de amor que andaba en pausa desde tiempos inmemoriales. Nos "conocíamos", a pesar de habernos visto por primera vez en aquella Pullman. Este era un reencuentro de almas. Y se sentía, cada botón que nos presionábamos el uno al otro era perfecto.Luego de un buen rato, le pregunto al oído: ¿Alguna vez te han comido la cola a besos? Me dijo que no, pero que si tenia un poquito de experiencia con Anal. Decidí ser su maestro y volverla a ella mi alumna, y comencé a besar y lamer su culito. Tenía un hermoso lunar, cerca de su colita. Si no lo besé mil beses esa noche, no lo besé ninguna.Luego de besarle la cola, me dediqué a comerle su vagina deliciosa. Se vino al menos tres beses en mis labios, quedándose cremosa. Ahí no pude controlarme más y dejé que me volviera a guiar dentro de ella. Eramos la medida perfecta. Yo tocaba todos los lugares que ella sentía placer, era del tamaño justo. Y el piercing...¡¡El piercing!! La mejor inversión de mi vida, le ayudó a venirse al menos dos veces.Luego de su ultimo orgasmo, y aprovechando mi excitación extrema, le propuse que usáramos su culito. Ella accedió a mis condiciones de comunicación abierta y de usar bastante lubricante para que no le doliera ni le lastimara.Luego de besarle otro poco, de usar mis deditos para relajarle, finalmente pude entrar en su cola. Era en misionero, para poder ver esos ojos esmeralda. Ella sacó un vibrador que cargaba por alguna razón en su bolsa y procedimos a hacernos nuevamente el amor. Ella movía la cadera cadenciosamente, sexy. Me vuelvo loco de tan solo recordarlo. Yo metía cada vez más la pija, hasta que la tuve totalmente dentro de ella. Ambos nos volvimos locos de placer.Astrid se vino una vez, y yo estaba ya casi listo para venirme. Le pido que me diga cuando quiere que me venga y en dónde. Ella me mira apasionada y me dice que le llene el culito de leche... y que me venga cuando quiera.Solo con esas palabras me fue suficiente para terminar ese encuentro con frenesí. Me vine tan fuerte que casi pierdo el conocimiento. Ella se vino momentos después, y ahí nos quedamos, abrazados... y yo perdido en esos refulgentes ojos verdes.
04-04-2021, at 01:44 AM
Alýntý
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