Dr. de Pueblo Maria 2da parte ( sobre que bien com

Dr. de Pueblo Maria 2da parte ( sobre que bien comPasaron los 7 días, todo seguía igual, ella a las 4 pm firmaba, a las 6pm salía.El último día, cerré todo, la invité mi dormitorio, accedió sin chistar. Me comenzó a decir una serie de estupideces sobre la fidelidad, y el amor; la detuve en seco, diciéndole que yo solo quería, "tenerla", se calló, y le dije:-mira no eres la única nerviosa aquí - Aproveche para tomar su mano, y dirigirla a mi pecho, el corazón rápido, sentía mi verga gotear, me acerqué a ella que estaba contra la pared, la rodeé con mis brazos a la altura de los hombros y me llene de su aroma, le quite enseguida su ridícula gorra, y pase mis manos por su pelo, aun seguía siendo negro, sedoso; lo dicho, está mujer en sus tiempos, estaba diseñada para cogérsela y aun mantenía esa función;según comprobé después, le susurre en el oído que la deseaba y que quería hacerla mía YA.Sentí sus piernas temblar, como las de una chiquilla, pero accedió y echo los brazos a mi cuello, busque su boca, y la bese, mi pene, estaba erecto, la acerque a mi, y dió un sobresalto, en un impulso murmuré-quiero tenerte ahora, te deseo- Esas palabras desataron más pasión, ahora sudaba, y mis manos accedían a sus nalgas, pasaban por su blusa, y pude sentir lo duro de sus pezones, yo de vez en vez pensaba, que podía influir algún tipo de autoridad, ella había nacido bajo el yugo del machismo y le resultaba normal que yo fuera quien tuviera la iniciativa, y no fuera romántico o cuidadoso, así que le pregunté:- cuanto tiempo has pasado sin tener sexo?- a lo que ella respondió: - mucho; se nota ?- en ese momento nos dirigimos a mi habitación, la tumbé en la cama, ahora la tenía para mí, todo resultaba sencillo.Ella, mujer, pueblerina, madura, despechada, y ultimadamente no cogida, era deseada por un joven, extraño en ese sitio, con cierto poder, aunque imaginario, y que la estaba haciendo sentir de nuevo deseada. Olvide esos pensamientos, pero comprendí que podría aprovecharlos, mis manos pasaron por debajo de su blusa, y sentí su sostén, liviano, pase mis manos por debajo y sus pezones, estaba duros,y eran fantásticos, dos chupones, rugosos listos para ser mamados,, le quite la ropa, ella accedía mientras me miraba, se abrió de piernas y comenzó a agitar su cadera; es un mito que las de pueblo no cogen bien, o no desean coger,me sorprendía que esta mujer no estaba desnuda,pero sus besos, su aroma, y el movimiento ondulante de su pelvis me estremecía y mi verga ya estaba empapada, lloraba ese líquido que sale antes de la diversión. Me quitó la camisa, parece ser que mi pecho velludo, le gusto, aún hay mujeres que prefieren la vieja escuela,quite su cinturón, solté su pelo,oí sus zapatos caer, y los míos también, no se en que momento quedo casi desnuda, afuera brillaba el sol y por la rendija de la cortina pasaba la luz que me dejaba su bonito color de piel,un moreno tenue, una peca por arriba de su labio derecho, una india muy linda.Ella por su parte, no dejaba de verme fijamente a los ojos, moviendo su cadera, era muy intenso, ahora podía sentir el calor de su concha, baje el pantalón y lo que vi, me gusto, el cuerpo tumbado, con las curvas ahora más amplias, de una campesina, madre de 3 hijos, cuarentona, las estrías, conferían un toque real, femenino, era una hembra que no había gozado de un pene diferente al de su esposo, o al menos no el de un extraño, mis boxers, estaban mojados, mi pene se asomaba de vez en vez, por la abertura de enfrente, y sentía la punta de mi crecida herramienta, rozar su braga, mojada por los mocos que me colgaban de la punta de mi pito furioso, que palpitaba, le eche un vistazo, la violé con la mirada; su abdomen, aunque plano daba testigo de sus anteriores embarazos, estrías en su piel, pero era lo justo, no cabe duda que la feminidad puede aparecer en todos los sitios de mundo, y que una mujer no lo deja de ser nunca. Retire su blusa, y su sostén y oh¡ cielos, esa mujer estaba llena de sorpresas, los pezones eran oscuros, chupones para mamarlos, la areola era amplia, morena, casi negra, y esas hermosas tetas maduras temblaban, iban a recordar viejas épocas, sin dejar de besarle y darle lengua, descendí con mis dedos por su ingle, ella no dejaba de moverse, abrió más sus piernas, su aroma, el aroma de un coño maduro, de una vagina ansiosa de sentir de nuevo una verga, inundó la habitación, ese olor rivalizaba con el de la mujer más joven que he me cogido, (ya hablare de ella en otra ocasión )y le pase los dedos, otra sorpresa, su vulva estaba cubierta de un fino y mediano vello, no enmarañado, y era de un hermoso color cobrizo, el monte de venus era suave, su vulva abierta, escurriendo, me detuve y me alce para quitarle las bragas, accedió, con ese movimiento tan glorioso, levanto la cadera lo justo, para que esos calzones bajaran el bulto del culo, lo deslicé lentamente por las piernas, pude ver el color de su vulva, igual al de su piel, moreno, cobrizo, un hilo grueso de moco transparente, de jugo de coño, bajaba hasta perderse en la linea de sus nalgas, eran suaves, y por eso ocultaban su hoyo. Por eso el ojo del culo quedaba hasta ese momento, como un misterio (por que después le enseñe el placer de que se la metan por atrás) En ese momento tomo mi verga, la abrió, la vio, supe que quería metersela, ¿a dónde?, no le importaba, pero la quería dentro, comenzó a menearla, viéndome a los ojos, mis dedos, ya habían explorado su concha, daban vueltas en su vulva, subían y bajaban, sentía su hoyo, aun no abierto, pero deseoso.No supe cuanto tiempo me movió la verga, lo que supe después, fue que, una cantidad inimaginable de mocos le habían caído y se habían juntado con los suyos, me quite el boxer, me recosté sobre ella y la seguí besando, de pronto ví que sus ojos se ponían en blanco, gozaba, pero entre las paredes de su vagina, aun no había nada y entonces me dijo algo que casi me hace venirme. -Mi esposo nunca me prepara así- dijo entre sollozos, y gimoteos.Junté concentración y energía para retener el semen. Y dije.-Yo no soy tu esposo, soy un hombre que ya quería tener así, y ahora, te lo voy a meter-Ella soltó un grito ahogado, entrecortado con una risita. Me acerque, deje caer mi peso entre la abertura de sus piernas, mis manos en sus nalgas, las de ella, en mi cadera, vaya que quería ser cogida. Y la punta del pito, encontró un coñito ardiente, que expulsaba líquido, mezclado con el mio, que despedía un aroma más que delicioso, y lo metí. Debo ser sincero que después de saber que tenia 3 hijos, no esperaba que tuviera el chocho apretado, pero María me sorprendió una vez más, el asunto, estaba mojado y olía exquisito como el de una adolescente, suave como el de una joven, apretado como el de una núbil y prieto como el de una morena, pero se movía con el gozo de una madura, recibía como un invitado especial a mi maciza verga, la raspaba, y luego una novedad más, la buena forma de la señora, levanto los pies, y me en lazo en sus piernas, largas y carnosas aunque un poco delgadas, al hacer eso, su cola se abrió más y lo que comenzó como una entrada lenta, se transformo rápidamente en una cogida profunda, mi pene, palpitaba en su colita apretada, y ahí lo sentí, como en la primera fantasía, mi escroto, descansaba en su ano, y si !,oh si señor, en sus bordes no había vellos, el orificio empapado, y liso.Comenzó a moverse, yo intercalaba la boca entre su cuello, su boca, y sus pezones, mis manos iban y venían de sus nalgas, de sus piernas, sus muslos, tocaba sus tetas, la que no tenia en la boca, la apretaba.Ella resoplaba, gemía, me decía "mi niño", y ello al principio no me gustaba, pero cambio cuando dijo entre bombeo y bombeo.-No puedo creer que alguien que bien puede ser mi hijo me lo este haciendo sentir esto- María me dejo entrever que era bien pervertida. Así que me excitó más y la hija de puta casi consigue que me corriera.Pero fui muy fuerte, pasado un tiempo, la voltee, y ahora me la iba a coger de lado, disfrutaría sus nalgas, al mismo tiempos que mis manos pasarían por su clítoris, su barrigüita, sus tetas, jalaría de su pelo; besaría su nuca. La muy cabrona sabía moverse, abrió sus piernas, la que estaba en el aire la paso detrás de mí, solo pocas mujeres habían tenido ese truco, o estrategia, de tal forma que yo al preparar una metida, la fuerza de mis caderas la llevaría conmigo y al dejar ir mi verga dentro de su hoyo, ella añadiría una presión extra, vi sus nalgas, muy saludables, redondas, con estrías justo donde deben, justo como deben, su espalda morena se contorneaba al ritmo de la penetración, el pequeño pliegue de su abdomen blando me excitaba, al igual que el descanso de su teta sobre la cama y el vaivén de su teta de arriba. Cambie a otras posiciones, se dejaba, parecía que no había probado todas (con los machos de pueblo, no estoy seguro si sepan coger, y se interesen en lo que puede sentir una hembra o solo se interesen en que su verga les escupa a sus mujeres) aunque en la primera ocasión no pude ponerla a cuatro, ni pude divertirme con su ano. Ni ponerle la verga y mi corrida en su boca; la eyaculacion fue deliciosa.No recuerdo el tiempo, ella había acabado algunas veces, en parte por mí,en parte por la nueva experiencia, en parte por la juventud de un pito nuevo, según me dijo después, en parte por que quería creer que era la única (que al nuevo y joven y bla bla, toda esa basura del Dr, de pueblo) le había sacado el semen, la única que lo tendría dentro de ella, sentia que su coño seria el único merecedor de la gran cantidad de leche tibia, y espesa, fruto de una buena cogida que logró sacarme. El clímax llegó como sigue; eramos unos cuerpos sudorosos, que se batían en una laguna de fluidos, Yo con mi verga, mis huevos, y la entrepierna pegajosa, en la espalda con una red de rasguños que me había dado esa madura, esa campesina que resulto disfrutar cual puta. El sudor en nuestros rostros.Y ella tras la batalla, acababa con su vulva hinchada, los pezones doloridos, la boca seca, el pelo enmarañado, y la vagina bien servida. Una puta a la que la habían complacido. Estaba yo, en el clásico misionero, manos en sus nalgas, cogida rápida, ambos en silencio, gemidos leves de ella, bufidos primitivos míos, la cogida fue buena, intensa, pensaba en sus tetas, en su color de piel, en su aroma, sus piernas abiertas, su concha abierta, sus manos alrededor de mi cuello, el sudor en nuestro abdomen, y si, lo sentí real, yo cogiendo a una madura, a una esposa. Quite mis manos de sus nalgas, retiré sus manos de mi cuello, las puse a los lados de su cabeza, le dije con pervertida malicia -No te muevas, quédate quieta-Eché la cabeza atrás, todo mi peso concentrado en el pene, sobre su vulva, mis nalgas tensas, y comenzó, mi leche, empezó a fluir, ella lo exprimía, esta dulce puta, apretaba su coño, aprisionaba mi verga chorreaste, me ordeñaba, quería sacar hasta la última gota.-Todo, mi niño, todo, echármelo adentro, que rico, que rico, que rico y bonito me cogiste-Fue una buena venida.Me separé de ella exhausto, todavía se rehusaba a que viera directamente su cola escurriendo de leche. Vimos el reloj, casi 3 horas habían pasado, desde que cerré la puerta y ella sabía lo que quería, ya no había luz en el cielo. Eso en el pueblo era peligroso, una mujer saliendo de un sitio donde hay un pene, se interpreta como lo que fue en realidad. Pegó casi un brinco, se vistió, nos besamos.Pense a esta putita le falto decirme el precio y se fue. No fue la última vez con María. Después llegaron algunas mujeres más, aprendí a amar a la mujer como un conjunto, no como un cuerpo. Pasaron por mi verga, la boca y saliva, las nalgas, los anos, los coños, y las tetas, aunque también las miradas, los cálidos abrazos, el orgasmo sincero, de estas mujeres, muchos senos fueron refugio de la soledad por estar a miles de kilómetros de casa, aislado y sentí el deseo real, de mujeres de corazón noble, trabajadoras, victimas en parte del atraso de la región, de la desprotección de sus maridos, de la suela del machismo. Vibre y vibraron cerca de diez mujeres, un grupo heterogéneo, adolescentes, gordas, unas muy ricas hermanas embarazadas, cometí el delito de enseñarle a amar a una quinceañera, y llegué a probar del muy raro disfrute de una vieja hembra sexual.Fue un gran año.