En un rincón oscuro del bar

En un rincón oscuro del barEse viernes por la noche Ana había propuesto una salida al bar para tomar alguna copa después de cenar en casa.Con ánimo de divertirnos un poco, decidimos entrar al lugar por separado y ver si alguien intentaba levantársela estando ella sola en la barra...Mi mujercita se había vestido de manera bastante provocativa: un vestido rojo bastante corto y tacones que realzaban sus tremendas piernas.Ella entró en primer lugar y se dirigió a la barra, donde pidió un whisky. Yo me senté en el otro extremo para observar sus movimientos.Pasados varios minutos nadie todavía se le había acercado, así que me envió un mensaje de texto, diciendo que ese juego la estaba aburriendo y me pidió que me acercara.Me reí para mis adentros y, justo mientras me levantaba de mi butaca para ir hacia Anita, un pibe más joven que nosotros se acercó a ella y comenzó a hablarle?Un rato después el tipo pareció entrar en confianza con mi mujercita; ya que pude ver que le acariciaba el pelo y le rozaba las piernas con sus dedos, con bastante atrevimiento.Ana le sonreía mientras seguía degustando ya su tercer vaso de whisky,De repente el pibe se animó y la besó en los labios. Luego le tomó la mano y se la llevó para el fondo del bar, donde había unos privados?Tardé unos momentos en seguirlos y, cuando los encontré sentados en un rincón bastante oscuro, pude comprobar que se estaban matando a besos de lengua?Mi esposa lo estaba acariciando y entonces vi que el tipo sacaba la verga de sus pantalones. Ana comenzó a pajearlo suavemente sin ningún pudor en la penumbra, subiendo y bajando su mano sobre esa enorme tranca.De repente mi mujercita se sentó encima de él. Por un momento me imaginé que el pibe se la estaba cogiendo; pero Ana sabía que, para esas ocasiones, debía usar un forro con desconocidos?Por lo tanto, asumí que simplemente le estaba refregando el culo contra esa verga bien erecta.Así estuvieron un buen un rato hasta que aparentemente el tipo acabó.Anita se levantó de su regazo y el pibe se dirigió al baño,Al verme parado cerca, mi esposa se levantó y vino hacia mí, preguntándome si podíamos quedarnos un rato más. Ella lo estaba pasando bien.Le pregunté con cara de preocupación si se había dejado coger y ella sonrió, levantándose el vestido rojo. Me mostró su tanga de seda negra, sin moverse de su lugar, pero totalmente manchada de semen.Entonces me dijo que me quedara tranquilo; solamente lo había hecho acabar restregándose contra él?En ese momento el pibe regresó, sorprendiéndose al vernos juntos.Ana nos presentó y le dijo que a mí me encantaría ver cómo ella le chupaba la verga en mi presencia.El tipo no estaba muy seguro sobre cómo actuar, pero finalmente decidió darnos el gusto, si eso era lo que queríamos.Volvimos a sentarnos en el rincón oscuro y apartado.Esta vez Anita se arrodilló entre sus piernas y él sacó su magnífica verga por la bragueta.Enseguida Ana se abalanzó sobre esa cosa enorme y se la engulló, mientras el flaco no dejaba de mirarme sorprendido de mi poca reacción.Por mi parte, verla a mi esposa tragándose una tranca ajena me calentó mal y pronto sentí que acababa en mis pantalones, sin tocarme.Anita disfrutó comerse esa verga dura y bastante pronto hizo que el pibe se tensara y le llenara la boca de semen. Ella se lo tragó todo y luego le sonrió al pibe, levantándose para ir al baño.El flaco se arregló la ropa y me agradeció haberle entregado a mi mujer.Ana regresó del baño, le plantó un profundo beso al pibe y se despidió de él para siempre.Apenas llegamos al auto, mi caliente mujercita me arrastró al asiento de atrás. Se puso en cuatro levantándose el vestido y se quitó la tanga todavía manchada de leche. Los dos volábamos de calentura, así que ahí nomás sin dudarlo, saqué mi verga erecta y la embestí en un solo empujón, haciendo que Ana aullara como una perra en celo?Mientras la bombeaba me confesó que estaba muy caliente, porque ese pendejo la había llamado ?puta? cuando ella se refregaba sobre su verga.Acabé muy pronto, pero antes logré que mi esposa alcanzara también un buen orgasmo, aullando y gritando a todo pulmón como una posesa. Luego nos relajamos un rato y finalmente regresamos a casa.Ana ya había conseguido leche para un par de sus orificios y me dijo que todavía le faltaba probar un poco por la entrada trasera?