Entregando a Lorena 35

Entregando a Lorena 35Esa tarde de sábado estaba sentado mirando una película, cuando mi adorada Lorena regresó del gimnasio. Estaba bastante agitada, transpirada y algo desaliñada?Me sopló un beso desde la puerta y dijo que iba a darse una ducha caliente.Una hora después me sorprendí de no oírla dando vueltas por la casa y entonces salí un poco intrigado del comedor a buscarla.Finalmente encontré a mi esposa en el garage? pero no estaba sola allí?Mi delicada mujercita estaba desnuda de la cintura para abajo allí; doblada sobre el capot de nuestro auto. Estaba con su firme y redondo trasero expuesto frente a dos enormes hombres, de cabeza rapada y musculosos al estilo patovicas?Reconocí a uno de ellos como Javier, su entrenador personal en el gimnasio. El otro era más joven y también con el cuerpo bastante trabajado. Sus torsos desnudos y sudorosos brillaban en la oscuridad del garaje cerrado. Pude ver que ambos estaban bien dotados además, porque tenían sus pantalones de gimnasia por las rodillas y se masajeaban sus tremendas vergas para hacerlas endurecer??Voy primero; Charlie?así te muestro cómo coge esta putita casada??Entonces el tal Charlie se movió a un lado y ese turro de Javier se ubicó detrás de los muslos entreabiertos de mi esposa. El tipo movió apenas sus caderas hacia adelante y pude ver que Lorena saltaba hacia adelante como si tratara de escapar, conteniendo un grito y sintiendo esa serpiente masiva que invadía su concha en solo un embate?Sin embargo, me pareció que Lorena aullaba en sorpresa y dolor, pero enseguida comenzó a moverse hacia atrás, al encuentro de esa enorme verga. Javier entonces sonrió. Intercambiando una sonrisa cómplice con Charlie. Luego aferró firmemente las caderas de mi esposa y comenzó a cogerla sin piedad, arrancándole agudos gemidos de placer y dolor con cada embestida.Charlie se acercó a la cara de mi esposa y zambulló su pija entre los labios de ella.?Parece que se quedó con ganas de seguir chupándome la pija?? Dijo Charlie.Entonces supe dónde había estado mi mujercita durante la última hora; era obvio que esas dos vergas tiesas y gruesas ya habían estado entre los labios de Lorena todo ese rato?Mi delicada mujercita se atragantó con la poronga de Charlie, porque era realmente muy gruesa. Pero siguió tragándosela por completo, a pesar de las lágrimas que rodaban por sus mejillas.Mientras tanto, Javier a sus espaldas gruñía y resoplaba con placer, anunciando que iba a acabar en la concha bien abierta y abusada de mi esposa?De repente arqueó su espalda y se quedó quieto, sosteniendo con firmeza a Lorena por las caderas. Entonces supe que le había llenado esa dulce concha de semen.Enseguida se salió de esa hermosa vagina ahora bien dilatada y lubricada?Mi esposa se quejó, diciendo que ella todavía no había podido acabar. Pero entonces Charlie puso su pesado brazo en la espalda de ella, obligándola a inclinarse otra vez sobre el auto. Observé cómo esa otra gigantesca verga dura se deslizaba entre los labios vaginales de Lorena, con extrema velocidad y con mucha facilidad?Ella gritó otra vez con dolor; esa verga parecía ser más gruesa que la de Javier?El joven Charlie resultó ser una verdadera máquina de sexo. Sus embestidas eran mucho más duras que las mías. Podía escuchar el sonido de sus huevos chocando contra la humedecida concha de Lorena, haciendo eco en el garaje; aunque no podía ocultar los gemidos de ella.Los fluidos vaginales de mi mujercita se deslizaban por esa larga verga con cada embestida en su castigada concha. Ella se movía tanto, que parecía querer salirse de esa tremenda estaca; pero nunca terminó de hacerlo.En un momento Lorena giró su cabeza y me vio, parado en el umbral de la entrada a la casa. No pareció sorprenderse; solamente esbozó una leve sonrisa, clavó sus ojos en los míos y justo en ese instante abrió su boca para aullar como una perra.Después de que Lorena tuvo un intenso orgasmo que le dejó las piernas temblando, pidió que le permitieran descansar un minuto. Luego de recuperar el aliento durante unos breves instantes, se acostó boca arriba sobre el auto y permitió que Charle la cogiera en la posición del misionero?Naturalmente, mi dulce esposa gritó, aulló y jadeó como nunca, mirándome de reojo mientras ese pendejo incansable le bombeaba la concha sin demostrar misericordia; a un ritmo realmente infernal.Cuando acabó dentro de ella, Lorena se recompuso; besó a ambos hombres y les dijo que los volvería a ver más tarde esa misma noche?Los dos tipos sonrieron, le acariciaron el culo una vez más y salieron en silencio.Mi mujercita recuperó sus calzas de gimnasia, mientras yo le daba la espalda y regresaba al interior de la casa.Cinco minutos más tarde Lorena se asomó al comedor, brillando radiante con la expresión que tiene en su bello rostro cada vez que ha sido recién cogida?Sonrió, diciendo que iba a cocinar algo para la cena.Antes de salir, me miró fijamente susurrando muy despacio:?Yo sé que te gustó lo que viste? después de cenar voy a volver al gimnasio??Ronroneando como una gata en celo, agregó:?Realmente necesito practicar un poco más el estiramiento de mis piernas??