mi amor 1

mi amor 1Me desnudé por completo de la cintura para arriba, y empecé a pasar mi lengua despacito y luego bajar para hacer carreteras de saliva por tus muslos y tus rodillas. Bajar besando hasta tus pies, besarlos y subir de nuevo, poco a poco, a besos y lengüetazos intercalados, como sembrando pequeños campos minados. Acariciar tus piernas mientras beso tus muslos y subir de nuevo a tu sexo, y chupar con mi lengua tus labios vaginales y devorar poco a poquito tu clítoris. Doy mordiditas con la comisura de mis labios. Mi cabeza todavía entre tus piernas, trabajando para que me mojes los labios, la nariz, el alma. Subo por tus contornos como por un risco, como los antiguos subían para buscar a Dios, yo subo para encontrar tu boca con mis labios, meter mi lengua dentro de tu garganta como una serpiente. Besar tu cuello, tus hombros, tus brazos y tus pechos. Contemplar tus pezones erguidos y beber de ellos como un lactante, mamar y morder, chupar y lamer. Subir de nuevo a tu boca pero ya no para besar, sino para morder hasta exprimir todo tu espíritu. Hacer lo que antes te había contado, besar fuerte tus labios, presionando mis dientes contra tu comisura, hasta causar una pequeña herida que me excita, un hilo de sangre que se mezcla con tu saliva caliente dentro de nuestro beso. Jalar tu cabello hacia atrás para morder tu boca y bajar, despacio por tu cuello, por tu tráquea? Continuar dando pequeñas mordidas a tu cuerpo con mis dientes y mis manos, un poco más para dejar ahora al descubierto tu ombligo y beber de él como si fuera una pequeña laguna erótica. Hacer espirales pequeñas, como laberintos, con mi lengua alrededor de tu ombligo. Gruñir como un ogro y pegarme en el pecho para hacerte reír; luego ir a por ello, tu pequeña cueva platónica que tanto me encanta. Lamer, chupar, morder. Un desfile de adjetivos, bebiendo tu humedad como un pez en medio del desierto, eres un oasis y me encanta embriagarme de ti. Elixir puro que me hace enloquecer de deseo? Hueles delicioso, lo menciono, y meto de nuevo mi lengua al ataque, intercalándolo con uno de mis dedos. Luego me pongo a tu costado y pregunto si te gusta? gimes diciendo que sí, me encanta que seas tan perversa y me pongo a masturbarte sobándote en círculos y zigzags el clítoris, te masturbo cada vez más rápido con la derecha y con la izquierda sujeto tu cuello, te asfixio un poco hasta que siento que te estás corriendo? Mientras lo haces te digo lo mucho que me excitas, te digo que todas las noches pienso en ti, fantaseo contigo, eres el obscuro objeto del deseo y la diosa, la musa y la ninfa. Te volteo, observo tus nalgas que tú levantas con arrogancia; yo saco del pantalón mi pene durísimo, lo sacudo un poco y lo tallo contra tus nalgas; tú arrojas tu trasero hacia mí como un reto y te doy una sonora nalgada, otra y otra más. Por puta, te grito, y en lugar de enojarte ronroneas como gatita. Eso me excita y te penetro sin preámbulos, mi pene entra apenas en tu vagina virgen y apretada, se abre paso con dificultad pero con maestría. Sueltas un pequeño alarido, me encanta cuando comienzas a aullar? Doy varios embates, mi sexo danza libremente. Luego te penetro más fuerte, furioso, ido, como las cornisas de un toro en el ruedo. Comienzas a llorar y a arañar las sábanas, veo tus uñas blancas contra el blanco de las sábanas. Alcanzo tus pechos para apretarlos y retorcer tus pezones, me gusta provocarte dolor mezclado con placer. Te doy varias embestidas sin piedad, jalo tu cabello. Luego tomo el cinturón y lo pongo alrededor de tu cuello para atraerte hacia mí mientras mi pubis hace un ruido ensordecedor chochando contra tus nalgas. Estoy a punto de correrme pero me salgo, y te pido que por favor te pongas de rodillas; lo haces y suelto un potente chorro de semen sobre tu cara?. Caigo exhausto a tu lado, en la cama. Esto no acabado, me dices tomando mi pene un tanto flácido y metiéndola en tu boca, el movimiento de tu lengua la va poniendo dura de nuevo, bebes las últimas gotas de semen como agua bendita. No dejas de ronronear y poner tu culo rumbo a mi cara mientras sigues lamiendo mi tronco y te metes mis testículos a la boca. Aprovecho para regalarte sonoras nalgadas, me excita ver cómo metes mi glande en tu boca, como si fuera un caramelo. Estás súper mojada y me encanta ponerte así, paso mi lengua por tu vagina y por un instante nos quedamos enganchados en un delicioso sesenta y nueve. Mi miembro está erguido de nuevo y me cabalgas, lanzando tu pequeña cueva como una loba sedienta de sangre. Tus pechos rebotan por la inercia del choque, somos como dos luces creando un universo con la fricción. Tus pezones erguidos son la visión de toda la poesía del mundo. Sujeto tus nalgas para atraerte, voy taladrando y tú comienzas a gemir de nuevo, pones tus manos sobre mi pecho y haces un movimiento pélvico rápido que me enloquece. Dime quién es tu dueña, me gritas, y te contesto que tú. Me repites la pregunta pero esta vez abofeteando mi cara, te contesto de nuevo que tú. Y además, te digo, eres sólo mía. Soy tuya, dices, y de nuevo lanzas tu sexo hacia mi sexo, aprisionándolo deliciosamente en un vaivén elíptico y eólico. En un movimiento rápido cambio de postura y me pongo encima de ti, coloco tus piernas en mis hombros y comienzo a bombearte duro. Me excita el movimiento de tus pechos como en un oleaje violento, gimes y de nuevo arañas las sábanas, pones erguida tu cadera y entreabres tu boca. En tu cara aún traes residuos de mi semen. Ambos sudamos, sujeto tus piernas dulces y tiernas, entro en ti y me siento el hombre más poderoso del mundo, susurro tu nombre entre labios, como si se tratara de una flor secreta, luego descargo toda mi simiente dentro de ti, sin salirme para nada. Todavía un poco de espeso blanco se asoma de tu sexo caliente y abierto, como herida reciente, como iluminación total mientras siento tus contracciones alrededor mío, corriéndote, mezclando tus fluidos con los míos, de forma tan extravagante mientras muerdes mi brazo con tal fuerza que parece romperás mi piel. Me desvanezco, te desvaneces, te abrazas a mi pecho y te duermes. Tus largas piernas morenas y hermosas sobre salen más que las mías? Dos horas después de estar despierto mirando el techo, noto como babeas mi pecho, noto que me enamoré.